Reflexión desde la formación

 

La Especialidad en Conservación y Restauración de Fotografías, Programa Internacional, ENCRyM-INAH. Logros, balances y perspectivas a un año de apertura

 

María Fernanda Valverde Valdés

 

ENCRyM-INAH, México

 

Correspondencia: María Fernanda Valverde Valdés especialidadfotografia@gmail.com

 

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Resumen

El presente artículo se centra en los orígenes y el desarrollo de la Especialidad en Conservación y Restauración de Fotografías, un programa internacional de posgrado de carácter profesionalizante, cuya apertura tuvo lugar en 2008 en la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM), del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). La reflexión gira alrededor de la pertinencia del programa en los ámbitos académicos, profesionales y laborales, y analiza los alcances obtenidos y las limitaciones encontradas a un año de gestión. Esta evaluación conduce a nuevas propuestas sobre el futuro tanto de la ENCRyM en currículos del posgrado como de la propia disciplina de la conservación y restauración de fotografías en México.

Palabras clave: Reflexión, educación universitaria, conservación, restauración, fotografía, México.

 

Abstract

This paper is focused on the origins and development of the Postgraduate course on Conservation and Restoration of Photographs, an international programme with a highly specialized character, held for the first time in 2008 at the Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM), Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). The relevance of the programme within the academic, professional and job-oriented scopes are reviewed and discussed, along with an analysis of the achievements and limitations encountered during the first year the program was run. This evaluation leads to new proposals regarding the future of the postgraduate curricula at the ENCRyM as well as the conservation and restoration of photographs in Mexico as a distinct discipline.

Keywords:Critique, University education, Conservation, Restoration, Photographs, Mexico.

 

La Especialidad en Conservación y Restauración de Fotografías, Programa Internacional, es una iniciativa reciente e innovadora de formación a nivel de posgrado de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Su diseño curricular, que tiene sus orígenes en la década de 1990, cuando, a partir de la experiencia obtenida durante la participación en estudios de maestría del Rochester Institute of Technology y de las reflexiones derivadas de diversas publicaciones internacionales sobre la necesidad de consolidar la formación profesional de la conservación de fotografías (Kennedy 1996), se elaboró una primera propuesta de programa de estudios para la ENCRyM-INAH (Valverde Valdés 1999). Sin embargo, no fue sino hasta el año 2007, con el inicio de la gestión de la licenciada Liliana Giorguli Chávez como directora de la mencionada escuela, cuando fue posible dar pasos definitivos hacia la formal estructuración del programa académico.

En dicha estructuración se incorporó la experiencia del posgrado Advanced Residency Program in Photograph Conservation, del Internacional Museum of Photography and Film at George Eastman House/Image Permanence Institute, Rochester Institute of Technology, así como nuevos planteamientos derivados de distintas fuentes de análisis. Un sondeo electrónico sobre las necesidades y las demandas de los profesionales de la conservación de fotografías proporcionó resultados que confirmaban la viabilidad del programa y su pertinencia en relación con la demanda del mercado laboral. Asimismo, consultas con especialistas renombrados en el campo permitieron verificar los contenidos del currículo académico. Posteriormente, varios colaboradores de este grupo fueron integrados en una red de docentes que conformarían al actual consejo internacional de la especialidad, algunos de los cuales ya han colaborado en el curso como profesores invitados.

El primer ciclo de la especialidad, que dio inicio en agosto de 2008, contó con un pánel internacional de profesores con amplio reconocimiento mundial y una plantilla de docentes nacionales con experiencia en la conservación de fotografías, los cuales guiaron el proceso de enseñanza-aprendizaje de 10 alumnos, mexicanos y extranjeros, estos últimos procedentes de América Latina. El curso finalizó el pasado julio de 2009. El presente artículo busca reflexionar sobre el desarrollo del programa a un año de operación, con el fin de ponderar sus aciertos, limitaciones, retos y oportunidades. Un ejercicio reflexivo de esta naturaleza, necesario para el propio crecimiento de la especialidad, también permite plantear algunas posibilidades para el futuro desarrollo académico de la ENCRyM.

Para comenzar, vale mencionar algunos breves antecedentes sobre las problemáticas implícitas de la conservación de fotografías, aplicables a la realidad internacional y en particular la nacional.

 

Antecedentes, fundamentos y estructura del programa

La inserción de la fotografía dentro de la esfera de la conservación de bienes culturales, y su aceptación como un tipo de patrimonio tangible merecedor de una protección y un cuidado especializados, no ha sido fácil. Su trayectoria apenas dio inicio en la década de 1970, con el reconocimiento de la fotografía como un medio incuestionable de expresión artística y fuente valiosísima de investigación histórica. Aunado a ello, la distinción y el respeto a los materiales originales de la fotografía –insustituibles portavoces de elementos históricos, artísticos y documentales relacionados con la época que les dio origen– ha requerido una intensa labor de divulgación y reeducación. Ello en parte se debe a que el público en general, acostumbrado a la fotografía instantánea, no siempre es capaz de reconocer las cualidades materiales de las fotografías producidas mediante diferentes técnicas, históricas o modernas. Así, la conservación de fotografías debe entenderse como una práctica que comprende una doble complejidad, tanto técnica como conceptual. Efectivamente, se trata así de preservar la imagen portada por el propio medio fotográfico, pero también de garantizar la permanencia de los materiales que la conforman en su estado original. El reto tecnológico implícito es que el potencial expresivo y comunicativo de las fotografías está determinado, y limitado, por su gran fragilidad y vulnerabilidad al deterioro de sus propios materiales constitutivos (Figura 1).

A pesar de dichas particularidades, el desarrollo de la conservación de fotografías como un campo profesional independiente corresponde a un periodo reciente. Todavía hoy en día son pocos los conservadores de materiales fotográficos que cuentan con una formación específica y académica en el campo. En general, su trabajo es poco conocido, incluso en los ámbitos de las colecciones de museos y los archivos históricos. Paradójicamente, las necesidades de una actividad profesional especializada en este aspecto, además de mayúsculas, son cada vez más demandantes. Aunque el surgimiento de la tecnología digital ha puesto en desventaja, e incluso en proceso de extinción, a los medios fotográficos analógicos, es indudable que las colecciones de fotografías que requieren conservación están en crecimiento expansivo (Kennedy 1996). Ante tal escenario, no es de extrañar que en los últimos 15 años las necesidades particulares en la conservación de los acervos fotográficos y la urgencia de especialización para la atención de sus demandas hayan llevado a la formulación de algunas iniciativas de formación profesional en varios lugares del mundo.

A esta lógica respondió la apertura del primer posgrado especializado en conservación y restauración de fotografías de la ENCRyM, un programa de carácter profesionalizante, cuyos objetivos son:

Tres factores determinan que dicha especialidad pueda considerarse como única en su tipo a escala internacional:1 en primer lugar, se trata del primer posgrado de un año de duración que ha sido total y exclusivamente diseñado para la formación profesionalizante de conservadores de material fotográfico. Es decir, se busca formar restauradores capaces de resolver los problemas de índole material que amenazan la permanencia de los acervos fotográficos, mediante la integración de conocimiento histórico, tecnológico y técnico, con la experiencia práctica del tratamiento de obra. Así, el perfil de egreso determina claramente que, al final del programa, el alumno será capaz de:

En segundo lugar, el programa busca un balance entre la preservación de acervos y la restauración de obras individuales; por ello, integra aspectos tanto de conservación per se como propios de la restauración.

En tercero, el posgrado tiene un carácter internacional, manifiesto, por un lado, en la conformación de sus cuerpos académicos: desde la planeación curricular, se buscó que el programa contara con un pánel internacional de expertos que colaborarían en su operación –como miembros del consejo internacional de la especialidad– y en la labor docente (Figura 2).

Asimismo, se programó invitar a profesionales y profesores de instituciones de gran prestigio mundial, quienes participarían en la cátedra de temáticas especializadas y novedosas en el campo de la conservación de fotografías.

Así, en este primer año de ejercicio se contó con cinco profesores invitados2 –dos de ellos, miembros del consejo internacional del programa– y un conferenciante a distancia, quienes compartieron con los estudiantes su enorme experiencia y conocimiento en diversos temas relacionados con la investigación, la identificación, la preservación y la restauración de fotografías antiguas y modernas (Figura 3).

Por otro lado, la naturaleza internacional del posgrado también se planteó en relación con la composición de su alumnado: para el ingreso se convocó a aspirantes de distintas naciones en las que hoy en día aún resulta imposible obtener una formación mínima en conservación y restauración de fotografías. Esta expectativa se cumplió cabalmente con la primera generación del posgrado, que contó con alumnos mexicanos y sudamericanos, quienes compartieron, en una plataforma académica de amplio reconocimiento como lo es la ENCRyM, una experiencia formativa de gran calidad no sólo por el profesorado sino también por la posibilidad del intercambio de información transfronterizo. Cabe señalar que, dado su carácter profesionalizante, el programa incorporó tanto a profesionales de la conservación-restauración de bienes muebles como de otras disciplinas afines que se encuentran a cargo de colecciones fotográficas. Con ello se buscó ampliar el espectro de los profesionales dedicados a la preservación de fotografías, creando un ambiente de trabajo multidisciplinario desde la propia formación.

Un punto digno de señalar es que la puesta en marcha de un posgrado con tales expectativas sólo fue posible gracias a un inédito apoyo financiero: además de los recursos propios de la ENCRyM y del INAH, se contó con donaciones sustanciales por parte de la Fundación Paul Getty Trust (Estados Unidos) y del Fidecomiso Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas (ADABI, México), que, en su conjunto, permitieron la adecuación de un espacio destinado al laboratorio-taller de restauración de fotografías dentro de la ENCRyM, mediante adquisición de mobiliario y de equipo altamente sofisticado.

Los fondos hicieron posible, asimismo, la obtención de numerosas publicaciones, con las que se inició la formación de un fondo informativo especializado sobre el tema. Esta infraestructura significa que la especialidad cuenta hoy en día con las instalaciones más y mejor equipadas del mundo. Ello permite adquirir conocimientos y habilidades en el uso de tecnología de punta, incluyendo observaciones en microscopia estereoscópica y bajo diferentes fuentes de iluminación, tratamientos que así lo requieran en mesa de succión y elaboración de montajes museográficos con herramientas adecuadas para cada tipo de corte que deseen realizar, entre otros (Figuras 4 y 5).

Fue también gracias al apoyo de la Embajada de los Estados Unidos en México y de la Alianza Francesa en México como fue posible financiar los traslados de los docentes y asesores internacionales, condición indispensable para ofrecer una formación completa y competitiva a escala internacional.

A un año de su apertura, es incuestionable que esta especialidad ha demostrado su pertinencia como programa educativo. Sus objetivos se cubrieron cabalmente, en consideración de su naturaleza profesionalizante. Aunado a ello, fue posible establecer lazos con miembros clave de la comunidad internacional de conservadores y restauradores de fotografías. Prueba de demanda profesional de la especialidad es que la totalidad de los egresados cuenta ya con empleo en el campo. Al mismo tiempo, el ciclo escolar ha permitido un aprendizaje sobre el proceso educativo. Distinguir los aciertos, las limitaciones, así como identificar los nichos de oportunidades es parte de una reflexión que no sólo es justa, sino necesaria para el propio desarrollo del programa, máxime porque la evaluación permite vislumbrar una retroalimentación en beneficio de la ENCRyM y del desarrollo del campo de la conservación fotográfica.

 

Autoevaluación a un año de gestión

Aunque no necesariamente excluyentes ni autónomos en la realidad, pueden establecerse tres índices analíticos distintivos en la evaluación del primer año de ejercicio de la especialidad: el académico, el institucional y el laboral.

 

Aspectos académicos

Entre los aciertos más significativos de la especialidad estuvieron el diseño del mapa curricular, el programa de estudios y los contenidos de materias, lo cual, como se mencionó anteriormente, fue el producto de más de 10 años de trabajo enfocado en la evaluación tanto de las necesidades de los restauradores responsables de acervos fotográficos como de los resultados de los programas educativos que mundialmente ofrecen la opción de especialización en conservación de fotografías. Todos estos elementos apuntaban a la necesidad de concentrar en un solo programa los contenidos que son específicos e indispensables para el quehacer del restaurador-conservador de fotografías, tales como: la química de la fotografía (histórica y moderna), el estudio y la recreación de las técnicas fotográficas del siglo XIX, la historia de la fotografía desde el punto de vista artístico y, desde luego, la fotografía y la preservación de acervos fotográficos verdaderamente masivos (Hess Norris y Kennedy 2002). Con esto en mente, se creó un mapa curricular “multidisciplinario”, fundado en seis ramas del conocimiento o quehacer profesional (Figura 6). Los tres ejes profesionalizantes, denominados Técnicas de Restauración de Fotografías; la Preservación de Acervos Fotográficos, y las Ciencias Aplicadas al Estudio, Análisis y Preservación de Fotografías, son apuntalados por otros tres de carácter complementario: la Historia de la Tecnología de la Fotografía, la Historia del Arte de la Fotografía y la Práctica Fotográfica (analógica y digital).

Aunque los programas europeos y norteamericanos que ofrecen opciones de especialización en conservación de fotografías incluyen algunos de los elementos mencionados, ninguno los reúne todos ni los sintetiza en un modelo educativo concreto y estructurado para brindar la mayor cantidad de conocimientos, prácticas didácticas y oportunidades profesionales en el menor tiempo posible, es decir, en menos de un año. La restricción del programa a cuatro trimestres de 10 semanas cada uno tiene que ver con el número de créditos que supone el nivel de especialidad; a los 59 créditos del actual plan de estudios no podrían sumarse otros sin rebasar incluso los de una maestría, lo cual, por el momento, está fuera de las posibilidades académicas de la ENCRyM. Sin embargo, es claro que el factor tiempo es el mayor desafío en el desarrollo del programa. Al cabo de un año de trabajo, se ha hecho expresa la necesidad de ajustar la carga académica tanto de lecturas como de docencia y de práctica a limitantes reales impuestas por la duración de la especialidad. Hoy en día se han ajustado los contenidos, siendo más selectivos en los temas y alcances, privilegiando, por encima de los conocimientos, el aprendizaje de herramientas cognitivas y metodológicas. Un aspecto que actualmente está en discusión es la necesidad de crear fórmulas de nivelación entre los egresados que no provienen de una formación profesional en conservación-restauración de bienes muebles y que, por lo tanto, carecen de conocimientos previos en las áreas química y teórica. Una posibilidad viable es que, en lugar de crear un propedéutico, se establezca un sistema de prerrequisitos, cuyos insumos podrían ser impartidos en la propia ENCRyM, ya que son parte de su programa de Licenciatura en Restauración. Dicho planteamiento no sólo tendría el beneficio de la sustentabilidad, sino que ayudaría a fomentar el vínculo entre los diversos programas académicos de la ENCRyM.

Aunque los estudiantes internacionales de la especialidad han contado con apoyo de la Secretaría de Relaciones Exteriores para cursar la especialidad, no ha sido posible que los estudiantes nacionales, quienes se encuentran ya insertos en el mundo laboral y no siempre pueden suspender su actividad profesional para optar por un programa de tiempo completo, solventen esta limitante. Ésta ha repercutido en el número de estudiantes, así como en la posibilidad de integrar a profesionales que lo requieren.

Actualmente, se piensa en la posibilidad de crear un sistema educativo de tiempo parcial que permita cursar el programa en dos años sin alterar su contenido ni secuencia educativa. En últimas fechas, la ENCRyM ha dado un paso para la integración de un sistema de becarios para estudiantes de la licenciatura. Esperamos que en el futuro estos beneficios puedan extenderse al posgrado, incluyendo a la Especialidad en Conservación y Restauración de Fotografías.

 

Ámbito institucional

El programa no previó el desarrollo de investigaciones de carácter científico, tecnológico e histórico y su consecuente publicación en revistas arbitradas, pues esto es propio de un posgrado a nivel maestría. Aun así, dada la escasez de publicaciones relacionadas con el tema, la experiencia que empieza a construirse en este posgrado a través del trabajo de los docentes y alumnos permitirá generar conocimientos nuevos merecedores de ser divulgados en revistas especializadas. Desde luego, el objetivo primordial: los egresados en sí, se cubrió totalmente con el primer grupo que concluyó el programa; sus alumnos cuentan ya con trabajos, proyectos o planes profesionales comprometidos con la conservación y salvaguardia del patrimonio fotográfico.

Adicionalmente, debe reconocerse que, a un año de su apertura, la Especialidad en Conservación y Restauración de Fotografías, Programa Internacional, ha alcanzado logros de incuestionable envergadura, como lo es el ingreso, por primera vez en la ENCRyM, de obra fotográfica invaluable e icónica para la historia de la fotografía en México –y, evidentemente, la historia política, social y del arte en nuestro país–, para su estudio, análisis material y restauración, aplicando metodologías preestablecidas dentro del campo de la conservación y la restauración de bienes culturales (Figura 7).

A lo anterior se sumó la labor de la especialidad de diagnóstico y preservación de acervos fotográficos, que enfrentan problemas tan complejos e imperantes como el control de las condiciones climáticas en localidades del sureste de México (Figura 8).

Por otro lado, y en relación con las implicaciones en el ámbito institucional, la nueva especialidad confirmó la necesidad de adaptar la estructura orgánica de la ENCRyM a las necesidades de crecimiento de la profesión, para dar cabida a un posgrado sólido en el que se encuentren representadas las diferentes disciplinas de la conservación del patrimonio cultural y existan líneas claras de investigación que se apoyen entre sí, a pesar de sus diferencias sustanciales.

 

Ámbito laboral

A pesar de su reciente apertura, y de la enorme limitante que supone impartir los conocimientos necesarios en tan sólo cuatro trimestres, la Especialidad en Conservación y Restauración de Fotografías, Programa Internacional, recibió críticas muy favorables por parte de los miembros del consejo internacional y sus egresados, quienes ya tienen las puertas abiertas en un sinnúmero de instituciones y laboratorios dedicados a la conservación de fotografías en diversos países del mundo.

En algunas instituciones mexicanas se reconoce la necesidad de contar con restauradores que tengan nociones de preservación de fotografías, y en otras ya comienza a distinguirse la importancia de contratar a egresados de esta especialidad impartida en la ENCRyM. Sin embargo, aún falta aumentar la visibilidad del programa y sensibilizar a la sociedad sobre el perfil y las capacidades de este especialista para garantizar que se cumplan los objetivos del posgrado.

 

Conclusiones

Consideramos que, en su segundo año de gestión, la Especialidad en Conservación y Restauración de Fotografías, Programa Internacional, se consolidará como una oferta educativa estable de la ENCRyM, congruente con las necesidades de sus egresados y de la profesión de la restauración. A largo plazo, y a medida que su cuerpo docente se fortalezca con la participación de los egresados, las expectativas de este posgrado podrán ser rebasadas con el fin de convertirlo en una opción viable de maestría. Es cierto que lo anterior representa el siguiente paso de un largo camino que apenas comienza. Sin embargo, creemos que las piedras fundacionales se han colocado de manera acertada y sólida. Así, con la apertura de la especialidad hoy por hoy ha nacido la promesa de contar con una cantidad suficiente de especialistas capaces de proteger y garantizar la permanencia de un tipo de patrimonio especialmente vulnerable: el fotográfico.

 

Agradecimientos

La apertura de la Especialidad en Conservación y Restauración de Fotografías, Programa Internacional, fue posible gracias al esfuerzo de su cuerpo docente, en especial de Cecilia Salgado y Liliana Dávila; al apoyo del INAH, representado por Alfonso de Maria y Campos, y al respaldo de su secretario administrativo, Luis Ignacio Sáenz; a la visión a futuro y confianza de la directora de la ENCRyM, Liliana Giorguli. En su primer año, la especialidad también contó con el favor de la doctora Stella González Cicero, directora de ADABI de México, de la Fundación Paul Getty, de la Embajada de los Estados Unidos y de la Alianza Francesa en México, quienes merecen una inmensa gratitud.

 

Referencias

Kennedy, Nora 1996 “The Coming Age of Photograph Conservation”, en Preprints of the 11th Triennial Meeting of the ICOM Committee for Conservation, París, International Council of Museums, 591-596.

Hess Norris, Debra y Nora Kennedy 2002 “Recent Advances and Future Directions in the Education and Training of Photograph Conservation”, en Preprints of the 13thTriennial Meeting of the ICOM Committee for Conservation, Río de Janeiro, International Council of Museums, 651-657.

Valverde Valdés, María Fernanda 1999 “Proposal for an Academic Program for Photograph Conservators”, Topics in Photographic Conservation 8: 44-51.

 

NOTAS

1En la actualidad, las instituciones que ofrecen posgrados con opciones de especialización en conservación y restauración de fotografías son: Institut National du Patrimoine (Francia); Royal Danish Academy of Fine Arts School for Conservation (Dinamarca); University of Delaware and Winterthur Museum Art Conservation Program; Institute of Fine Arts, New York University (Estados Unidos de América).

2Debra Hess Norris, vicerrectora del Graduate and Professional Studies & Chair, Art Conservation Department, University of Delaware; Anne Cartier-Bresson, responsable pedagógica de la sección “Photographie” del Département des Restaurateurs, Institut National du Patrimoine, y directora del Atelier de Restauration et de Conservation des Photographies de la Ville de Paris, Institut National du Patrimoine; Martin Jürgens, restaurador de fotografías, Alemania; Gawain Weiver, restaurador de fotografías, Estados Unidos; Sylvie Penichon, del Amon Carter Museum, Estados Unidos; Scott Williams, del Rochester Institute of Technology.