Editorial

 

 

El número 18 de Intervención ve la luz sobre la base de un cambio de estafeta: la editora fundadora de este proyecto y miembro del Comité editorial, la doctora Isabel Medina-González, nos hereda una revista pionera en México, de gran influencia en América Latina. Hoy Intervención es no solamente un referente que da cuenta del ejercicio de la conservación, la restauración y la museología en nuestro idioma, sino también un parámetro de buena calidad. Este hecho nos compromete a mantener el estatus ganado a pulso a lo largo de 10 años de trabajo y a seguir consolidando este proyecto en todos sus aspectos: fortalecer el rigor académico de las contribuciones, propiciar la reflexión, la discusión y el debate, y buscar nuevos espacios de inserción de esta gran tarea editorial que enorgullece a la ENCRyM, nuestra casa, al INAH, nuestra alma mater, y a la comunidad de conservadores y estudiosos del patrimonio cultural a los que nos debemos.

Intervención es un digno referente que documenta los encomiables avances experimentados por la conservación y la museología en las últimas décadas en cuanto a la definición y la consolidación de su objeto de estudio, sus metodologías de trabajo y el efecto de sus resultados en ámbitos de conocimiento cada vez más amplios. Y es que la información generada por estas disciplinas ha resultado por demás esclarecedora en cuanto a la explicación del significado y la función de los bienes culturales desde el punto de vista de su naturaleza material y tecnológica, su devenir y su multiplicidad de acepciones, al punto de proponer nuevas lecturas y formas de interpretación. Derivado de esto, las intervenciones se han enriquecido tanto técnica como conceptualmente, ofreciendo propuestas y ejecuciones cada vez mejor construidas y, principalmente, mejor fundamentadas. Esta realidad ha transformado la forma de enfocar y resolver las problemáticas de conservación y la presentación museográfica de los bienes culturales, y, al mismo tiempo, ha influido positivamente, en tanto se han nutrido de muchos de estos avances para su propios fines, otras áreas, como la historia del arte, la sociología y, en su sentido más amplio, la antropología.

El reconocimiento del carácter subjetivo de la conservación, la restauración y la museología en cuanto a que las explicaciones y soluciones que generan parten de un sujeto para dirigirse a otro a manera de una retroalimentación continua, ilustra que, en rigor, estas disciplinas no trabajan con objetos, sino con complejos procesos culturales que del pasado se proyectan hacia el presente y viceversa. Esta concepción de dinamismo y transformación, evidenciada desde hace tiempo, ha representado un enorme paso no solamente en cuanto al desarrollo y “evolución” de esas tres disciplinas, sino en tanto que permite afirmar que hemos logrado conformar verdaderos espacios de construcción de conocimiento. El Congreso Internacional sobre Teoría e Historia de la Conservación “Memory, Authenticity, Phenomenology and Social Connections”, organizado por la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) y la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, ambas del INAH, recientemente efectuado en la Ciudad de México, ha puesto en evidencia los constructos teóricos sobre los cuales se ha sustentado la conservación a lo largo de su historia, así como los nuevos paradigmas sobre los cuales se apoya o debería apoyarse esta práctica. Conceptos como “identidad”, “memoria”, “autenticidad” e “integridad” se han puesto sobre la mesa de discusión para afirmar tanto la existencia de una tipología del bien cultural cada vez más amplia y compleja como la necesidad de incorporar nuevas herramientas teórico-conceptuales que respondan a las necesidades de conservación y presentación de este multifacético entramado objeto/proceso conocido como patrimonio cultural. Si bien Intervención no ha formado parte de ese proceso desde el punto de vista de su organización e instrumentación, puede considerarse un agente que a lo largo de un decenio de vida y la publicación de 17 números ha formado parte importante de esta reflexión y contribuido a la gestación de una nueva forma de entender y hacer conservación en su más amplio sentido. Así, esta condición nos responsabiliza a seguir trabajando en favor de una difusión rigurosa de todos estos conocimientos, promoviendo una actitud crítica y reflexiva ante los nuevos retos que afronta la disciplina.

El número 18 de Intervención inicia con una INVESTIGACIÓN a cargo de Gabriela Solís Rebolledo titulada sugerentemente “El fragmento, la memoria y el disegno en I quattro libri dell’architettura de Andrea Palladio: tradición, invención e innovación”. Basada en una revisión historiográfica sobre la teoría arquitectónica y la tratadística del Renacimiento, la autora emprende un análisis de los textos y dibujos de Palladio para reflexionar en torno de los conceptos de “fragmento”, “memoria” y “disegno”. Los estudios sobre la teoría arquitectónica han sido fundamentales para la historia del arte, en virtud de que dan a conocer diversos aspectos de los procesos artísticos. En el caso de la tratadística renacentista, el tema adquiere aún mayor interés, debido a sus repercusiones en el mundo occidental. Al final, Gabriela Solís resalta la vigencia del pensamiento palladiano en los problemas arquitectónicos actuales, refrendando sus ideas y su contribución a la disciplina respecto del proceso de disegno.

¿Cómo restaurar una obra cinematográfica estrenada en 1919? Con esta pregunta César de la Rosa Anaya y Sophie Poiré inician el REPORTE denominado “Una evocación de El automóvil gris: la restauración digital del clásico del cine silente mexicano”. La problemática expuesta por los autores es en extremo interesante, ya que la película original, dirigida por Enrique Rosas, ya no existe, sino sólo se conoce parcialmente por varias copias —unas incompletas, otras modificadas—, así como por diversas referencias documentales. La intención, según el planteamiento inicial, fue reconstruir la narrativa “original” de la obra de acuerdo con los postulados de la teoría de la restauración de Cesare Brandi. No obstante, a la luz de los complejos problemas que representaba la recuperación integral de la pieza, se logran poner en funcionamiento otros principios que precisamente cuestionan la idea de “originalidad” como concepto y como finalidad de la intervención. De aquí su propuesta —si se quiere, polémica, pero indudablemente sugerente— de que, más que de una intervención, se trata de una evocación. El uso de herramientas digitales durante el desarrollo del proyecto también destaca como una aportación importante de este trabajo, en la medida en que permitió la elaboración y sistematización de un registro de imágenes completo y la “creación” de la propuesta final. En suma, es un tema fascinante para seguir estudiando y reflexionando desde la teoría de la restauración contemporánea y los retos que conlleva la intervención del material fílmico.

Un ingenioso método de montaje que permite de manera simultánea el manejo, el estudio y la conservación de textiles arqueológicos se describe en el REPORTE “Un sistema de marco-ventana para la conservación y manipulación de los fragmentos textiles arqueológicos”, de Christine Perrier y Felipe de la Calle Morales. Éste ilustra el conjunto de problemas que enfrentan muchas instituciones dedicadas al estudio y conservación de bienes culturales en América Latina y buena parte del mundo, donde la abundancia de objetos, los entornos de almacenamiento inadecuados y la falta de presupuesto son factores que dificultan enormemente las labores de conservación y restauración. Empleando materiales de bajo costo disponibles en el mercado, los autores, adscritos al Laboratorio de Arqueología del Centro Nacional de Conservación y Restauración de Chile, ofrecen una solución denominada marco-ventana para que diversos restos textiles en distintos estados de conservación reciban un adecuado resguardo que, además de facilitar su manipulación y preservación, aumente su accesibilidad y disponibilidad para la investigación. Esta propuesta, producto de la creatividad y la adaptación a las condiciones prevalecientes en el entorno, demuestra que las soluciones a los grandes problemas de conservación no necesariamente requieren la instrumentación de sistemas complejos y costosos.

Dos reportes dedicados a la restauración y el estudio de objetos de cerámica dan cuenta de la abundancia de este material en las excavaciones y su importancia para la investigación arqueológica en nuestro continente, así como de las nuevas propuestas para su conservación y la información que es posible obtener mediante la aplicación de técnicas experimentales. En “Nuevas respuestas a partir de la reconstrucción virtual de una urna cerámica del complejo cultural El Vergel, Chile”, Natalia Andrea Naranjo y Antonio Suazo exponen cómo gracias a la técnica de fotogrametría se realizó la reconstrucción virtual de una vasija descontextualizada que, dado su mal estado de conservación y grandes dimensiones, no era posible armar mediante las técnicas tradicionales. Como resultado, por un lado, se determinó la forma original de la pieza antes de su fragmentación, o lo que los autores denominaron “su estado inicial proyectado”, y, por el otro, se reflexionó alrededor de las perspectivas de su estudio arqueológico, de la viabilidad de una eventual restauración física de la obra y de las condiciones para su almacenamiento.

Por su parte, Víctor Manuel Dávila, Teresita López y Ernesto Vargas, en el texto titulado “La cerámica a través de su análisis petrográfico. Estudio de piezas de la zona arqueológica El Tigre, Campeche, México”, muestran cuán útil fue la petrografía para conocer el estado de conservación de seis vasijas procedentes de ese sitio. Aunque el estudio no alcanza a proponer estrategias de conservación que resuelvan el problema de disgregación presente en las pastas cerámicas, identifica tres grupos de composición mineralógica y los relaciona con procesos de alteración específicos. Sobre esta base de conocimiento, luego entonces, deberán planearse dichas estrategias, que correspondan a cada una de las problemáticas identificadas y a la vez faciliten la elaboración de las interpretaciones arqueológicas conducentes.

El descubrimiento fortuito de un antiguo aljibe en una escuela primaria fue el punto de partida para que José Eduardo Cerón Chávez, José Jorge Lara Jiménez y José de la Cruz Damas se interesaran en la identificación y puesta en valor de este singular espacio arquitectónico existente en el corazón del centro histórico de la ciudad de Mérida. El texto “El aljibe de la escuela Vicente María Velázquez, espacio subterráneo en la ciudad de Mérida, Yucatán, México. Registro y proyecto de intervención”, presentado a manera de INFORME, revisa las labores realizadas para el registro, la documentación y la elaboración de una propuesta de restauración de ese inmueble. El estudio del sistema constructivo llevó a determinar su semejanza con obras hidráulicas hispanoárabes medievales, para, acto seguido, dar cabida a un proyecto de intervención que, a la par de conservar el espacio, le asigna una nueva función didáctica y lúdica vinculada con las actividades de la escuela. Se trata, pues, de un ejemplo, si se quiere modesto, que somete a discusión las múltiples posibilidades que existen para volver a poner en funcionamiento un bien cultural, en cuyo caso no son las soluciones per se lo que interesa, sino la manera como las construimos y fundamentamos mentalmente.

Christopher Vargas nos introduce en el fascinante mundo del coleccionismo a través de la SEMBLANZA “Kurt Stavenhagen, coleccionista de arte prehispánico”, dedicada a explorar la mirada estética de este importante personaje de origen alemán, activo en la Ciudad de México durante la segunda mitad del siglo XX. Embebido en el espíritu del nacionalismo posrevolucionario, Stavenhagen, de la mano de otros artistas e intelectuales de la época como Diego Rivera, Álvar Carrillo Gil y Paul Westheim, entre otros, contribuyó al posicionamiento del arte prehispánico a escala nacional e internacional, así como a la creación de una nueva identidad nacional. El escrito incluye datos biográficos de Stavenhagen y los criterios y temáticas con base en los cuales conformó su extenso acervo, calculado en aproximadamente 3 000 piezas mesoamericanas. Desde el año 2011 el Centro Cultural Universitario Tlatelolco de la UNAM tiene el privilegio de su resguardo y exhibición.

Finalmente, la RESEÑA elaborada por Magdalena A. García Sánchez respecto del libro de María Antonieta Jiménez Izarraraz: La vinculación social en arqueología. Planeación del impacto social de un proyecto arqueológico, publicado en 2015 por El Colegio de Michoacán, destaca como propuesta central la importancia de la inclusión de las comunidades en los proyectos arqueológicos. García transmite de manera sucinta y efectiva la visión incluyente sostenida por Jiménez, quien concibe dichas colectividades como un componente indispensable del proceso de investigación que puede derivar en la generación de alianzas que coadyuven a la conservación de un sitio y de sus materiales. Tomando como ejemplo el proyecto encabezado por Jiménez en la zona arqueológica El Palacio de Ocomo, en Oconahua, Jalisco, México, García subraya en este libro, propiciatorio de ideas y reflexiones para la arqueología y la conservación que no debe dejar de revisarse, la importancia de instrumentar mecanismos de evaluación para que la participación social resulte verdaderamente efectiva.

La posibilidad de un cambio social profundo se vislumbra en México y América Latina, del que necesariamente tendrá que ser parte fundamental el patrimonio cultural en tanto elemento de identidad en el que se reconocen individuos y grupos. Los profesionales dedicados a su estudio y conservación tenemos el reto y el cometido de seguir fomentando la buena calidad de nuestras investigaciones, así como estrategias de conservación y presentación, propiciando nuevas formas de entendimiento y relación con los objetos y las prácticas que conforman esta vasta herencia cultural. Asimismo, hemos de retomar la conciencia de que prestamos un servicio a la sociedad construyendo y difundiendo la cultura, y de que somos el vehículo a través del cual las personas satisfacen sus necesidades y realizan sus aspiraciones como entes sociales: una suerte de conciencia de que la cultura, al final, nos sostiene a todos. Que Intervención sea parte de este proceso.

Adriana Cruz Lara Silva

Guadalajara, Jalisco, México

Agosto 2018